En este mundo nos vemos constantemente rodeados de todo tipo de personas y personalidades. Cada cual en su mundo, con sus costumbres y sus obligaciones. Pero en definitiva lo que más nos incomoda es cruzarnos con personas con malas energías, gente tóxica y malintencionada.
Al comienzo puede resultar difícil aprender a diferenciar con rapidez a esta gente pero con un poco de práctica y atención se puede lograr desarrollar la intuición y alejarnos a tiempo de ellos.
Una persona tóxica suele llegar a una reunión y transformar el ambiente. Es muy probable este cambio pase inadvertido para la mayoría de las personas, pero si tu logras prestar atención a tus sensaciones internas lograras darte cuenta cuando estos cambios suceden y quien es el/la que los está causando.
Mucho más fácil es identificar a alguien con energía contaminante si esa persona se dirige directamente a ti. Generalmente el vocabulario que estas personas utilizan suele ser muy negativo, pesimista o todo lo contrario, pero absolutamente falso. Una de las claves para que esta persona no pueda interferir en tu espacio es evitar confesar acontecimientos importantes en tu vida.
Es muy probable que esta gente tenga la costumbre de juzgar, criticar y envidiar todo lo que sucede a su alrededor y es precisamente por esta razón que debes guardarte todo tipo de comentarios que provoquen envidia. Lo importante es que logres establecer, en caso de que sea un familiar o amigo en común, una relación de respeto pero nunca desarrollarla por de mas. Esta será la manera inteligente de que esa persona nunca se vea interesada en contaminar tu vida con sus habladurías o malas intenciones.
Es imprescindible alejarse de su juego sea cual sea el rol en el que se te coloque. La gente tóxica siempre necesitara de aliados, de quienes participen en sus estrategias. La mejor manera de enfrentar a estas personas es abrirse camino y mostrarles, con tu propio ejemplo, que la vida no depende de lo que los demás hablen de ti sino de lo que tú haces con tu propia vida para que ella tenga un verdadero sentido.