Todos atravesamos malos momentos alguna vez en nuestras vidas, son los ciclos que a nosotros o a nuestros seres queridos les toca cumplir. Cuando nos sentimos mal o desalentados, ayuda mucho saberse acompañado y sentir la presencia de un amigo. Los amigos cumplen en esos momentos el papel de estandartes y deben brindar apoyo incondicional a la persona que sufre o se encuentra desanimada. Cuando no puedas estar presente, más no sea a través de un llamado telefónico o un correo electrónico, ponte en contacto.
En esas situaciones un amigo debe saber qué decir para hacer sentir bien a esa persona. No se trata de frases hechas en las que nadie cree, sino de verdaderas demostraciones de empatía que alivianen el pesado sentimiento que la persona desanimada carga sobre sus espaldas. En estos momentos su vínculo se pone a prueba.
El lenguaje tiene un papel especial cuando se trata de desarticular emociones negativas. Algunos cuentan con mejor uso de las palabras que otros, pero en estas situaciones no debes apuntar a relucir un costado que no sea el tuyo. Mira a la persona a los ojos, y sonríele. Abrázalo, besa su mejilla y dile que estás allí para él o ella. Si la confianza entre ustedes es grande, puedes demostrarle que lamentarse ya no sirve de nada y que lo principal es mirar hacia adelante.
Para otras personas también pueden funcionar demostraciones de afecto en otras formas no verbales. Puedes ayudarlo a pasar su mal momento compartiendo juntos una salida; puedes ofrecerte para colaborar en cualquier cosa que sea necesaria o contactar a otros amigos en común para organizar un evento. Pasa tiempo junto a esa persona. Siéntate junto a él, escúchalo, acompáñalo adonde deba ir. Sácalo de ese mal momento con una sonrisa siempre a mano. Lo importante para animarla es recordarle que su amistad resiste y perdura a pesar de que otras cosas malas sucedan. Aprovecha para fortalecer tu relación con ella o él y aprovechar una valiosa amistad.