A medida de que fue pasando el tiempo la complejidad de nuestras sociedades ha ido incrementándose, a tal punto de afectarnos en cada aspecto de nuestras vidas, debido a que principalmente nos volvimos completamente dependientes de ellas. Además de esto están los estímulos externos que bombardean una y otra vez nuestra estabilidad psicológica y emocional, como lo que se puede ver en los informativos diarios que generalmente “ofrecen” noticias catastróficas.
Este mundo actual no es sencillo, más aún sumada las recientes crisis económicas que afectan a nuestros países, en especial a cada individuo, generalmente pasado por alto en los números dados o las explicaciones ofrecidas por los economistas y como esta situación a convertido a nuestras sociedades en verdaderas junglas, en donde la mayoría de las personas han dejado su humanidad de lado para sobrevivir, en un ambiente que no le da mucho, o al menos lo suficiente, de aquello que le pueda hacer feliz.
El cómo afrontar situaciones como éstas depende mucho del punto de vista psicológico o la perspectiva con la que éstas sean abordadas. Es decir que, “sobrevivirán” a estos embates aquellas personas que estén mejor preparadas psicológicamente o con alta autoestima. Sin embargo aquellas personas con la autoestima aún poco fortalecida, les será más complicado enfrentar estas circunstancias a no ser que haya un cambio interno que las lleve por un mejor y más proactivo rumbo.
Rasgos de ambos tipos de autoestima
En el caso de las personas con alta autoestima, éstas han desarrollado la capacidad de enfrentar sus propios problemas con valentía, a pesar de la incertidumbre de toda la situación, pues confían en sí mismas y sus habilidades para resolver cualquier problema. Son proactivos, no esperando a otros para realizar alguna acción en particular.
Las personas con baja autoestima carecen de la confianza necesaria con respecto a sus propias capacidades, culpando de sus fracasos a sus malas decisiones o manera de ser, les cuesta o nunca llegan a completar sus objetivos y temen ser rechazados.
Lo bueno de estos tiempos es que existe una amplia variedad de métodos psicológicos que ayudan a sobrellevar estas dificultades, logrando un cambio radical en la percepción de la vida y de sí mismos. Es cuestión de buscarlas en los lugares adecuados e implementarlas a la vida, volviéndolas parte de uno mismo.