La Armadura de Dios, Introducción

Se ha escrito mucho acerca de la armadura de Dios y la lucha espiritual. Algunos dicen que no existe tal cosa como una lucha espiritual y algunos, siendo extremistas, observan cada dificultad en la vida como un ataque directo de Satanás. En una serie de siete artículos, observemos la armadura de Dios de la cual leemos en el sexto capítulo de los Efesios.

Los creyentes están en guerra y el demonio es nuestro enemigo. Pedro nos advierte, “Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8). Pedro en esta parte nos recuerda que Satanás es real y su objetivo es destruirnos; él está en guerra con nosotros. La recompensa son nuestras almas. La Biblia no dice claramente porqué, pero sabemos que si no fuera por la gracia de Dios, Satanás nos destruiría a todos y nos consignaría a una eternidad de miseria en el infierno. Cada cristiano está comprometido en una batalla espiritual entre el bien y el mal.

Sin embargo, nuestra batalla no es como las batallas terrenales, es una batalla espiritual, “Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Efesios 6:12). Esta batalla se centra en lo que creemos acerca de la Verdad en la Palabra de Dios. Por lo tanto, ya que la batalla se lleva a cabo en un nivel espiritual, nuestra armadura debe ser una armadura espiritual.

Dios no espera que nos defendamos sin Su providencia de Gracia. El consejo bíblico es portar la armadura que Dios nos ha proporcionado; Él nos protegerá.

“Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo” (Efesios 6:10-11). Este versículo nos recuerda que es el poder y la fuerza de Dios lo que nos permite resistir al demonio. La fuerza es la de Dios y la armadura es la de Dios; nosotros, en nuestra condición de sus súbditos, estamos repletos de Su fuerza que nos permite involucrarnos en una guerra espiritual. Dios nos da todo lo que necesitamos para vivir la vida cristiana; sin embargo, estas cosas sólo vienen a nosotros siempre cuando permanezcamos fieles a Su amor, a Su honor y a Su adoración… Tal como Él lo merece. No tenemos ningún poder espiritual aparte de Dios.

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Categorias: Religion
Ultima modificación: 03/12/2013