1. Sé compasivo. Uno de los muchos atributos que caracteriza a Cristo es Su compasión. Por supuesto que Él era Dios, pero también era un hombre con un deseo de servir a los demás debido al amor que tenía por ellos. Jesucristo es nuestro ejemplo.
2. Ten empatía. Considera las necesidades de los que te rodean. Trata de colocarte en su situación y trátalos como quisieras que te trataran. Esto se llama la Regla de Oro y se encuentra en Mateo 7:12, “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”
3. Desarrolla un corazón servidor. Haya las maneras de servir a los demás. Ésta es la mejor forma de desarrollar un corazón de sirviente. Poner a los otros delante de ti es más sencillo cuando les sirves. Desarrolla el corazón y la actitud de un sirviente. Éste es el trabajo del Espíritu Santo. Tienes que servirle a Él para que Él pueda trabajar en tu vida.
4. Date cuenta que las personas no piensan como tú. Una de las razones por las que nos parece difícil poner a otros delante de nosotros es porque las personas piensan distinto que nosotros. No intentes forzar a nadie para que piense como tú. Esto es un signo de que tú estás pensando más en ti que en los demás.
5. Considera su bienestar más importante que tus deseos. Jesucristo vino a la tierra por el bien de la humanidad. Conforme tratamos de ser compasivos y empáticos, debemos observar las necesidades de los otros. Tratar de encontrar sus verdaderas necesidades e intentar ayudarlos. Aún si eso nos parece incómodo.
Además de lo anterior también podemos otorgar un par de consejos más.
6. Intenta encontrar un proyecto que te permita trabajar con la gente. Esto te permitirá ver el efecto que tienes en la vida de las personas cuando pones a otros delante de ti.
7. Y cuando estés en un viaje de misionerp debes poner a los demás delante de ti. Si bien puede ser una aventura personal y algo emocionante, no olvides que es una manera de servir.