Si ya has escuchado demasiadas veces que lucir auténtico y natural es la mejor clave para la belleza y, aún así, sigues quejándote de tus dientes desparejos y amarillos, de la forma de tus labios o de las arrugas que bordean tu rostro, no te preocupes: ¡Son las leyes de la vida! Quizá sea más elocuente la frase que dice que todos poseemos un talento o somos fuertes en algún punto. El problema es que a muchos nos pasa que no sólo no nos ha caído el punto en lo estético sino que, además, parecen habernos puesto allí un signo de admiración. Si te sientes identificado, no dudes en seguir leyendo.
La ciencia, salvadora de muchos, entre ellos los aficionados a la estética, ha logrado poner hoy a nuestro alcance una amplia gama de tratamientos para solucionar aquellas sonrisas que se han tornado un problema. Antes de recurrir a ellos o, mientras lo haces, algunas claves a tener en cuenta es conservar siempre una correcta higiene dental y facial, aplicando productos humectantes adecuados en rostro, ceras y bálsamos en los labios a fin de que no luzcan agrietados. Protégelos de las radiaciones solares y de las bajas temperaturas con los productos especialmente desarrollados para ello. Recuerda que la belleza reside en el equilibrio del conjunto y, si tu fuerte no es la sonrisa, puedes empezar por no descuidar y resaltar el resto del rostro, principalmente la mirada. Mostrar seguridad y firmeza manteniendo la mirada en los ojos ajenos impedirá que la atención se focalice en la sonrisa.
Si tu mayor preocupación es temer sonreír ampliamente porque tu dentadura no se encuentra correctamente alineada o blanca, no dudes en recurrir a un profesional. Él sabrá recomendarte los productos blanqueadores adecuados sin necesidad de llegar a un tratamiento de blanqueamiento, que implica una mayor corrosión de la estructura dental, ni un tratamiento de ortodoncia, que requiere de una mayor inversión de dinero y tiempo. Llegado el caso, este tipo de tratamientos se realizan hoy con productos estéticos que los hacen prácticamente invisibles y se ha normalizado su uso en personas de cualquier edad.