Cómo saber qué tipo de piel se tiene

Los avances científicos en el área del cuidado de la piel hacen que nos enfrentemos con amplia variedad de productos desarrollados específicamente para el cuidado de nuestro rostro. Sin embargo y por esta misma razón, escoger el producto adecuado no es tarea sencilla y una mala elección puede acarrear problemas aún mayores de los que intentemos solucionar. Para evitar correr este riesgo es imprescindible conocer, en principio, qué tipo de piel tenemos.

Si la piel de tu rostro suele parecer de textura irregular y sucia, suele tornarse grasosa y brillosa en la zona T (frente, nariz y pera) y es propenso a desarrollar granos, puntos negros y afecciones derivadas de la apertura de los poros, seguramente se trate un tipo de piel grasa. El tratamiento adecuado para ella es mantener el rostro siempre correctamente higienizado, sin utilizar productos que faciliten la producción de grasa y humedad en la piel, como jabones de tocador. Debes utilizar una crema de limpieza mate y tonificar adecuadamente antes de utilizar una crema liviana en base a agua, es decir, hidratante y no humectante. Lo conveniente es sumar a este hábito cotidiano el uso de cremas exfoliantes entre dos y tres veces por semana y mascarillas de arcilla una vez por semana. Su uso combinado facilitará la renovación de células muertas y la absorción del exceso de gratitud, devolviendo el tono mate y homogéneo buscado.

Por otro lado, si éstas últimas son las características que adviertes en tu rostro, un tipo de piel regular, aparentemente limpio y sano, seguramente se trate de un tipo de piel normal. No debes, entonces, hacer excesos en su cuidado: utiliza una crema liviana de limpieza diaria, tónico y crema humectante por la mañana, optando por una crema más liviana y en base a agua por la noche. La utilización de una crema exfoliante sólo una vez por semana será suficiente para hacer el resto.

Si ninguna de las características mencionadas coincide con tu tipo de piel ya que ésta es más bien tensa, luce apagada y hasta puede llegar a escamarse, tu tipo de piel es seca. Su correcto cuidado depende de la utilización de productos que le devuelvan la humectación y aceite del que carece naturalmente. Elige cremas humectantes para utilizar después de la limpieza y tonificación, tanto por la mañana como por la noche y, si es necesario, repite su uso a medio día. Evita aquellos productos con contenidos de alcohol que resequen la piel y protégela también con protectores solares durante el día, ya que su resequedad natural la hace más propensa a los rayos ultravioletas. Por último, considera como hábito cotidiano aumentar el consumo de agua durante el día.

Otras afecciones que pueden combinarse con los tipos de piel mencionados son los de piel sensible y mixta. En el caso de la piel mixta generalmente compuesta por piel grasa en la zona T y resequedad en el resto del rostro, lo conveniente es aplicar los cuidados de uno y otro tipo de piel a cada zona. La piel sensible requiere más que ningún otro caso de la atención a los elementos de que se componen los productos, cuídate de elegir aquellos que no estén basados en alcohol u otros elementos químicos abrasivos y de protegerla muy bien de las radiaciones ultravioletas. Si bien siempre es recomendable probar los productos en la parte posterior del antebrazo antes de aplicarlos en el rostro, nunca debes olvidar hacerlo si tienes la piel sensible.

Recuerda que una limpieza adecuada está compuesta de tres pasos que siempre deben repetirse por la noche y por la mañana: limpieza, tonificación e hidratación.

 

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Categorias: Belleza
Ultima modificación: 07/20/2012