Embellecer diariamente las uñas con esmaltes de distintos colores puede ser una tarea que lleve su tiempo, en especial el secado, que es una de las partes más delicadas del proceso, puesto que si no se secan bien, el resultado final puede no quedar muy bien y podría tener que repetir todo el procedimiento desde el principio, lo que consumirá el doble de tiempo.
Para evitar lo anterior, es mejor hacerlo bien, desde principio a fin, para que el esmalte quede perfecto y las uñas luzcan excelentes en poco tiempo.
Al momento de secar las uñas, solemos soplar mucho de nuestro aire hacia nuestras uñas o moviendo nuestras manos vigorosamente, intentando apresurar el secado, lo que generalmente suele ser bastante cansador, y los resultados no son tan rápidos como creíamos.
Para asistirnos en el secado, existen secadores de uñas que utilizan aire o luz. Estos artefactos son muy prácticos, si no se tiene inconveniente en dejar las manos quietas en un mismo lugar por un tiempo. También suele utilizarse el aire frío del secador para cabellos, a más o menos quince centímetros de las uñas.
Otras técnicas de secado utilizan productos en spray especiales para esto. También suele recurrirse al gas que queda en los envases completamente vacíos de spray para cabellos, antisudorales, etc., gas el cual frío, efectivamente apura el secado del esmalte sin descomponerlo.
También el aceite de oliva puede asistir en el secado rápido. Para esto se debe proceder a pintar las uñas, dejándolas secar por unos segundos, colocándole encima del primer esmalte, una pasada de esmalte incoloro, y sobre éste aplicar en seguida una gotita del aceite de oliva, esparciéndola uniformemente sobre toda la uña con la ayuda de un pincel que ya no utilice. El secado es casi inmediato.
Otra alternativa es introducir las uñas recién pintadas en un envase que tenga agua bien helada con hielo, cuidando de que no toquen el envase, dejándolas dentro unos treinta segundos y luego sacarlas para que el aire las termine por secar, sin usar nada más.