¿Cuántas veces hemos escuchado la musiquilla del afilador que visitaba nuestro pueblo o nuestro barrio? Miles, ¿verdad? Y ¿cuántas otras veces hemos ido a cortar algo y nos hemos dado cuenta de que ese cuchillo que hasta hace unos días iba como la seda ahora no cortaría ni el más fino trozo de cuerda? Si tus cuchillos de cocina necesitan un buen afilado has venido al sitio adecuado.
No es necesario tener las máquinas de afilar más sofisticadas que existan para conseguir un buen acabado. Al contrario, vamos a ver que con materiales que solemos tener por casa podemos conseguir que nuestros cuchillos corten mejor que los de Eduardo Manos Tijeras.
La primera herramienta de la que vamos a hablar es una chaira de cocina, las hay de distintos tipos y formas y son los que más usan los carniceros. Dependiendo del acabado que queramos para nuestros cuchillos las encontraremos más gruesas o más finas.
La siguiente herramienta es la piedra de afilar, conocidísimas, fáciles de encontrar y a muy buen precio. Existen de diferentes gramajes y pueden ser al agua o al aceite. Para aquellos que sean principiantes se darán cuenta de que son muy fáciles de manejar y los resultados bastante buenos. Un punto a favor de estas piedras es su forma rectangular que nos permitirá usarlas tanto en plano como de canto.
Pasamos a la siguiente herramienta ¡los diamantes! Afiladores con polvo de diamante de cualquier forma y diseño, nacieron como respuesta a la compra de navajas o cuchillos de acero de gran dureza. El problema era que los materiales con los que estaban hechos eran más resistentes que las piedras que estaban disponibles en el mercado. La gran ventaja que tienen es que pueden afilar cuchillos de cualquier dureza.
Por último, vamos a hablar del conocidísimo asentador o suavizador barbero. Está compuesto de dos caras: una con pasta abrasiva y otra de cuero desnudo. Lo que hace el suavizador es asentar y pulir el filo lo que tiene como resultado acabados de auténticos barberos.