Ingredientes (para 4 personas):
- 2 kg de calabaza.
- 1 cucharadita de levadura.
- 1 kg de harina.
- 1 litro de agua.
- ¼ de litro de aceite de oliva.
- 225 g de azúcar blanco.
- 20 g de azúcar en polvo.
- Sal.
Preparación:
Pela la calabaza y hiérvela. Después de que quede cocinada, tritúrala para hacerla pasta y resérvala.
En la misma agua que has usado para hervir la calabaza, vierte el kilo de harina, casi todo el azúcar (guarda un poco para después) y la levadura. Remueve bien hasta formar una masa.
Junta las dos masas, la de calabaza y la de harina y agua, batiéndolas bien hasta que te quede una masa uniforme, de textura suave.
En una sartén, pon abundante aceite de oliva para freír. Caliéntalo suficientemente como para freír. Puedes probar antes con poquito de masa, para ver si se fríe. Una vez el aceite esté listo, toma una pequeña porción de masa y, con el dedo, haces presión en el centro para hacer un agujero. A continuación lo sueltas en el aceite con cuidado. Haz lo mismo con la masa restante, hasta que se acabe. Ve retirando los buñuelos a medida que se vayan hinchando y vayan adquiriendo un bonito color dorado. Hazlo con la ayuda de una espumadera, dejándolos escurrir un poco sobre la sartén y luego dejándolos sobre un papel de cocina, para que absorba la grasa sobrante. Cuando estén sobre la fuente, espolvoréalos con el azúcar en polvo, para que queden más dulces y para que tengan un aspecto más apetitoso.