Ingredientes:
- 1 kg de membrillo.
- 2 manzanas.
- 750 g de azúcar blanco.
- 1 Rama de canela.
- 1 Chorrito de vino blanco.
Preparación:
- Lava bien los membrillos y sécalos. A continuación, pélalos con un pelador (con un cuchillo costará más trabajo), y trocéalos. Lava, seca, pela y trocea también las manzanas, quitándoles el corazón.
- En una olla coloca toda la fruta troceada, cúbrela de azúcar blanco y déjalo reposando tapado durante por lo menos una noche (por lo menos durante 12 horas).
- Una vez pasado medio día, pon la olla al fuego y añade una rama de canela. Empieza con fuego vivo hasta que se concentre el calor, pero luego es mejor que continúes a fuego medio. Cuando entre en ebullición, echa un chorrito de vino blanco y déjalo en el fuego hasta que se evapore. Baja un poco más el fuego y remueve con frecuencia usando una cuchara de palo, procurando no quemarte con las salpicaduras. Procura todo el rato que no se pegue.
- Lentamente, el membrillo irá tomando un tono más oscuro y se irá deshaciendo por efecto de la oxidación y de la cocción, respectivamente. Si el color oscuro no te gusta, puedes evitarlo echando el zumo de un limón por cada kg de fruta en el momento de la maceración.
- Cuando veas la fruta casi deshecha es que está listo. Si clavas la cuchara de pie en el centro de la olla, se mantendrá sin caerse hacia los lados. Retira entonces del fuego, tritúralo todo con una batidora y trasvásalo enseguida a los recipientes en los que lo vayas a conservar (lo ideal es un recipiente plano de plástico o cristal que se pueda cerrar herméticamente).