Cómo se baila la pachanga

La pachanga, como el resto de los géneros musicales y bailables de la zona de Latinoamérica y el Caribe, cuenta con una historia de mestizaje. Al indagar por sus orígenes, se verifica una diversidad de influencias en cuanto a los instrumentos empleados para su creación y los pasos que la definen como baile.

Su nacimiento geográfico, no obstante, parece estar claramente ubicado en Cuba, lugar que además fue la cuna de ritmos reconocidos a nivel internacional como el cha cha chá, gracias al virtuosismo musical de figuras como Enrique Jorrín y Richard Egües. En el caso particular de la pachanga destaca Eduardo Davidson, como fundador indiscutible.

En el año 1959, este compositor escribió la canción La pachanga, arreglada por el maestro Richard Egües y que más adelante grabó con la orquesta Sublime. El propio Egües confesó, asombrado ante la aceptación que tuvo el tema entre el público nacional y extranjero, que al orquestarla sintió que tenía un espíritu distinto, pero nunca imaginó hasta dónde llegaría el éxito arrollador de la canción.

Cuando la Sublime presentó la canción en los Jardines de La Tropical, en La Habana, causó furor en los presentes, y entre los primeros impresionados estuvieron los bailadores, que encontraron, en el ritmo pegajoso y relajado de la nueva creación musical, infinidad de posibilidades coreográficas y danzarias.

Las charangas, nombre con el que comenzó a conocerse a los conjuntos que interpretaban la pachanga, incluían piano, congas, bajo, bongó y trompetas y entre las más populares fuera de Cuba estuvo el Conjunto Cachana, dirigido por Joe Quijano. Fue esta agrupación, con el tema La pachanga se baila así, la que despejó la confusión sobre el nombre y el estilo del ritmo naciente. Obviamente, la canción fue un éxito total.

Las propias definiciones que existen sobre el género remiten a una concepción alegre y poco rígida acerca de este tipo de baile. Entre ellas las más frecuentes lo enmarcan dentro de un ritmo antillano que combina la guaracha, el merengue y el son montuno, o lo describen como una fiesta poco seria popular o familiar en la que se baila.

Por su parte, el estudioso cubano Cristobal Díaz Ayala refiere que constituye un cha cha chá más libre y proclive a pasos diferentes, por tanto más popular.

La pachanga semeja la guaracha, pero los brazos se mueven entrelazados con la pareja, aunque el tiempo en que el hombre y la mujer permanecen separados es mayor.  En cuanto a los pies, a diferencia del cha cha chá, en el que apenas se despegan del suelo, en la pachanga se incluyen unos salticos pronunciados dentro de la rutina, similares a los de la salsa.

También, como aseguran algunos musicólogos de la región, el carácter popular, callejero y de barrio que distingue a la pachanga de otros bailes de salón permite que en lugar de una coreografía estricta, se potencie el afinque individual y la improvisación del bailador. Contrario a los pasos más bien medidos de otros géneros, el movimiento de la pachanga es casi frenético.

Como sus predecesores, la pachanga fue motivo de furor entre los amantes de baile, que son miles en una región a todas luces nacida para moverse a cualquier ritmo que le propongan.

 

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Categorias: Danza
Ultima modificación: 05/08/2013