Historia de bailes del Caribe

Tal vez porque constituye un área apenas apreciable dentro del mapa geográfico, la riqueza cultural del Caribe tenga un valor muchísimo mayor.  En menos de un siglo nacieron ritmos y bailes que alcanzan con su fama el mundo entero, y se convierten en la obsesión de millones de personas que desean adentrarse en el universo de la danza.

Las causas de tamaña aceptación a lo mejor se encuentran en la sencilla belleza de los diferentes géneros, en la gracia de los bailadores que los interpretan, o quizás en la atrevida libertad que transpiran en cada paso de los pies, en cada movimiento de cadera, en cada brazo que ciñe atrevidamente una cintura o rasga el aire con pasión.

Lo cierto es que todos se apropiaron de los numerosos estilos europeos que una vez llegados a estas islas calurosas, olvidaron la altisonancia de los salones reales, el recato de los trajes cargados de vuelos y se mestizaron con la ligereza del trópico.

La salsa, es uno de los grandes ejemplos de la fusión de tendencias, ritmos y estilos. Heredera de la Contradanza, mezclada con los bailes africanos y delineada por fin en las calles norteamericanas donde se concentraban los latinos emigrados durante la década del 60, muchos coinciden en que se gesta en Cuba, se desarrolla internacionalmente y como tal no pertenece a un país en específico.

Santo Domingo, otro de los nichos culturales importantes de Latinoamérica, dio a luz un género aclamado por bailadores y melómanos: el merengue. Aunque es mucho más simple que sus pares en la región –se basa únicamente en dos pasos y giros simples- cuenta con variaciones de acuerdo al lugar en que se desarrollara desde sus inicios en los años 20.  Luego de tantos años se mantiene en la preferencia de millones de personas que lo practican y disfrutan como el primer día.

Maravilla de la región es el neodanzón, que nadie reconoce sino por el nombre que le valió su onomatopeya al bailar: cha cha chá. Fue creado por el cubano Enrique Jorrín durante la década del 40, y su carácter intermedio de complejidad lo convierte en una opción atractiva para entendidos y principiantes de salón. Consta de dos pasos lentos y tres rápidos, que pueden ser ejecutados individualmente o por parejas. Su expresión danzaria y musical constituyen joyas de la historia cultura del Caribe.

La bachata, descendiente del bolero de cuerdas y el son cubano, destaca en los últimos años por el interés renovado de importantes agrupaciones por colocarla en el panorama musical moderno. Despreciada durante muchos años por las clases sociales más acomodadas, se mantuvo como un ritmo esencialmente popular y de barrio, hasta que en la década del 90 cobró auge en la voz de cantantes como Juan Luis Guerra que la lanzaron a los medios de comunicación y salones de baile de más alto nivel.

Todos constituyen patrimonios inmateriales que exhibe con orgullo la región, y que verifican la herencia cultural elegante y distinguida de la región para el resto del mundo.

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Categorias: Danza
Ultima modificación: 05/08/2013