La historia de la danza neoclásica

El nacimiento de algo nuevo en el ámbito de las artes, generalmente conlleva un cuestionamiento de los esquemas establecidos hasta el momento y el criterio de lo neoclásico en danza nació en franca disonancia con los criterios estéticos clásicos que la manifestación había mantenido durante años.

La nueva danza –nueva solo a medias, más bien continuidad lógica de las formas danzarías precedentes- abogaba por la libertad del cuerpo y el empleo de las emociones más intensas del bailarín en función del espectáculo. O como escribe Georgina Cayuela, en Reflexiones sobre la Danza Neoclásica: a mediados del siglo XX los coreógrafos dieron a conocer al mundo los preceptos de una danza donde movimiento y gesto concurrirían por primera vez en franca armonía frente al precepto clásico donde el máximo de belleza se conseguía por encima del estado emocional del intérprete.

De esta manera, se desarrollaba, a partir del respeto a las bases que sustentaban la danza clásica, un serio cuestionamiento a las formas y el discurso narrativo de estas formas históricas. Cada coreógrafos le imprimió un poco de sí mismo, por lo que los estilos que se desataron en la época fueron incontrolablemente diversos.

La forma neoclásica llevó hasta fronteras inexploradas al lenguaje más tradicional, a través de la incorporación de elementos de la danza moderna y postmoderna, así como también asumiendo un espíritu profundamente contemporáneo. Coceptos como el de la danza en sí, sin vínculos ni dependencia de la interpretación  literaria o cualquiera que fuera extraña y ajena a la manifestación, fueron revoluciones completas del panorama danzario mundial.

La autora antes citada menciona algunos aspectos trascendentales que distinguen a la danza neoclásica de las formas clásicas anteriores. Entre ellas debe mencionarse que:

–       Desparece la rígida jerarquía, es el conjunto lo que cuenta

–       No hay grandes figuras, solo bailarines completos

–       Gana relevancia del rol masculino, no como portador de la bailarina sino como protagónico.

–       El vestuario varía desde las versiones más o menos tradicionales hasta simples mallas, vaqueros, o ropa de calle

–       Hay un cuestionamiento del planteamiento escénico, que ahora se apoya sobre todo en los rejuegos de luces.

–       Se produce un giro en la temática hacia los problemas del hombre moderno

La especialista Melina Díaz, en su artículo Danza Neoclásica: los desafíos de un estilo en transición, reflexiona acerca de si el neoclásico es un expresión pasada de moda y agotada, pues hoy en día, no existen fronteras entre los diferentes lenguajes y estilos, pero el clásico es inconfundible por su técnica, la historia que narra y los personajes que interactúan; en tanto el contemporáneo ha avanzado en la representación de historias reales y urbanas.

Sucede que con el constante diálogo entre todas las artes y estilos, cada vez es una tarea más complicada definir los límites donde termina uno y comienza el otro, un fenómeno que debe ser elogiado por la diversidad patente de la que es consecuencia, y no molestar por inclasificable.

 

 

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Categorias: Danza
Ultima modificación: 05/08/2013