Muchas veces habremos escuchado la leyenda urbana de que cuanto más se suda más rápido perdemos peso o adelgazamos. Esto es totalmente falso y es el comentario que hacen todas las personas a las que les gusta comentar sobre cosas que han oído o leído de pasada en algún sitio de dudosa procedencia.
El sudor funciona como un sistema de regulación corporal a parte de eliminar toxinas de nuestro organismo. Cuando se realiza una actividad deportiva, el cuerpo para regular el aumento de la temperatura corporal empieza a sudar y en el proceso de combustión interno se consumen tanto glucosa como grasas que utiliza para evitar que la temperatura siga aumentando y se produzca un episodio de fiebre.
Por tanto, lo que se hace es eliminar de forma masiva líquido acumulado en nuestro cuerpo. Lo único que puede suceder con una sudoración excesiva es que se produzca un caso grave de deshidratación con todas las graves consecuencias que se derivan de ello como pueden ser los mareos, la desorientación, los desmayos e incluso en los casos más graves la muerte.
Esta falsa sensación de pérdida de peso es por el líquido que se pierde y que tras la realización del ejercicio y con la consecuente rehidratación se vuelve a recuperar. El objetivo a lograr en la pérdida de peso y al adelgazar es quemar las grasas las cuales son más difíciles de adquirir si se eliminan de nuestra dieta diaria y es el verdadero medio de que nuestro peso no cambie de la noche a la mañana.