Los disfraces de Halloween pueden ser divertidos, curiosos y hasta sexis, pero para que tengan el verdadero espíritu del festejo, hay que esforzarse en elaborar un disfraz tenebroso y fantasmagórico. Halloween, como se sabe, ha evolucionado a partir de un antiguo festival céltico en tributo a la muerte llamado Samhain, según lo relatan las historias del folclor americano. Se creyó que durante el Samhain, los espíritus de los muertos regresaban a este mundo para reencontrarse con los seres vivos. Y a pesar de que muchas personas han tratado de detener la festividad anual a lo largo de los siglos, una forma de este festival continúa vigente en la temporada de Halloween al igual que sus aterradores disfraces.
Uno de los característicos trajes de esta temporada pero que resultan bastante aterradores es el de zombi. Para elaborar este disfraz hay que cortar algunas prendas viejas y una vez realizado eso, las prendas deben ser revolcadas en la tierra. Para el maquillaje, hay que poner una base en cualquier parte de piel que quede a la vista con maquillajes de tonos verde y azul claro mezclados. Los ojos deben lucir hundidos utilizando pintura de látex color negro, tanto la pintura de látex como la pintura para aplicar la base se pueden encontrar en las tiendas de disfraces. Una vez aplicado todo el maquillaje de látex se deja secar durante cinco minutos y posteriormente se pela o se hacen grietas sobre esta nueva “piel”. Ahora debe elaborarse un poco de sangre falsa mezclando jarabe de maíz con colorante rojo y algunas gotas de leche y esta mezcla se aplica de manera que parezca heridas, y alrededor de la boca para que luzca como sangre de una persona que ha sido mordida.