En Halloween las tiendas de disfraces hacen su mayor ganancia de dinero ya que en la actualidad la gran mayoría de las personas no gastan tiempo en hacer sus propios disfraces, en lugar de ello prefieren gastar dinero, tal es el ritmo frenético de la jungla de asfalto.
Si ahondamos en este hecho podríamos decir que estamos asistiendo a una falta de creatividad que solamente inspira a nuestros hijos a ser más acomodados y dar de lado al poder más brillante que tienen que es la fuerza de su mente por encima de la física. No obstante quedan pequeños reductos de familias que siguen jugando con la tradición y su parte precisamente más lúdica y familiar que es la de crear el disfraz en casa. Casi siempre además son los disfraces más originales e imaginativos, ya que lo curioso no es la temática en sí del disfraz sino el uso de los materiales que hay en una casa para crear dicho atuendo del terror. Vemos a niños disfrazarse con un colchón de muelles remendado ir vestidos de algún país o ciudad. O forrados en bolsas de basura yendo disfrazados de eso mismo, de bolsa de basura.
Incluso los hay que no se sabe muy bien de qué van disfrazados, pero esos son precisamente los que más imaginación tienen, porque con muy poco pueden creer que son un personaje de cómic, un actor muy famoso o el personaje de su videojuego preferido. Debemos potenciar la imaginación de nuestros infantes con los disfraces caseros de Halloween.