Alimentos funcionales y su posición en el mercado

Los alimentos funcionales se nos presentan como una de las medidas que tenemos al alcance de nuestras manos para compensar la dieta desequilibrada provocada por el estilo de vida de nuestros días. La investigación en nutrición se centra en el estudio del efecto de determinados componentes en la promoción de la salud y la disminución del riesgo a enfermar. El alimento funcional, como su nombre indica, es un alimento que debe presentar un papel sobre una o varias funciones del organismo y que incorporándolo de forma racional dentro de una dieta equilibrada, pueda ejercer su carácter beneficioso.

Sin embargo, hay un gran vacío legal en la actualidad. Las conclusiones a las que se ha llegado hasta ahora se pueden resumir desde dos ámbitos:

La investigación, necesaria e imprescindible para conocer el efecto específico y las interacciones con otros nutrientes y fármacos y la publicidad, ya que los fabricantes necesitan promocionar sus productos pero imprescindiblemente deben ser fieles a la población a la que van dirigidos, de modo que todas las propiedades que se adjudican a los posibles alimentos funcionales sean ciertas.

Actualmente la legislación europea del etiquetado prohíbe atribuir a los alimentos propiedades preventivas, terapéuticas o curativas, y la referencia a dichas propiedades. Por este motivo, se ha intentado definir las alegaciones propias de estos alimentos

TIPO A: Alegaciones de “funcionales de mejora” asociadas a determinadas funciones fisiológicas y psicológicas y a actividades biológicas que van más allá de su papel establecido en el crecimiento, el desarrollo, y otras funciones normales del cuerpo.

TIPO B: Alegaciones de “reducción de riesgo de enfermedades”, que se asocian al consumo de un alimento o de sus componentes para ayudar a reducir el riesgo de padecer una determinada enfermedad o afección, gracias a los nutrientes específicos que contenga o no dicho alimento.

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Categorias: Salud
Ultima modificación: 10/03/2013