“No sé que me pasa. Me alimento muy bien y sin embargo cada día me siento más cansada. Debo tener anemia. Además, estos dolores de cabeza que no se me quitan…”. Expresiones como ésta se escuchan frecuentemente sobre todo partiendo de personas, que según sus criterios están muy bien alimentadas. Sin embargo, algo funciona mal, evidentemente. Cuando esto ocurre, la persona afectada comienza a consumir remedios de distintos tipos, a veces remedios caseros, otras veces se autorreceta vitaminas, pildoras o medicamentos sin consultar con un médico, y al final, se dan por vencidas cuando “ya no se puede más”.
Generalmente, en esos momentos, se acude a un especialista con algún cuadro complicado-, úlceras gástricas, trastornos digestivos fuertes, colitis, diverticu-litis, gastritis, cálculos en los ríñones… en fin, una lista interminable. Sin embargo, raramente esas mismas personas se ponen a considerar la esencia del problema, y cuando alguien se las revela, no quieren aceptarla. La causa de un gran número de padecimientos y condiciones patológicas en el organismo se deben únicamente a nuestro régimen de vida que incluye, comofactor fundamental, la alimentación entre otros elementos importantes.
¿Se alimenta usted bien?
Aunque parezca paradójico una gran cantidad de personas con buenos recursos económicos están muy mal alimentadas debido a un total desconocimiento de las leyes naturales que rigen nuestro organismo, el valor nutritivo de los alimentos, la química de su combinación y la manera adecuada de prepararlos y servirlos. Debido a las costumbres, los hábitos adquiridos desde la infancia y la incorporación de conceptos erróneos que han ido conformando nuestro gusto, se ha prestado oídos sordos a la voz de la naturaleza y hemos tenido que pagar las consecuencias cuando lo cierto es que el remedio está a nuestro alcance y no nos cuesta nada… solamente un poquito de voluntad.
Muchas personas a las cuales no se les ocurriría echar aceite de mala calidad en su flamante auto acabado de salir de la fábrica, no vacilan en introducir en su organismo cuanta cosa encuentran “comible” sin preocuparse en lo absoluto de qué es lo que están comiendo. Utilizan gasolina de primera para un automóvil, pero convierten su organismo en un verdadero latón de desperdicios donde van a parar calorías huecas, falsos “alimentos”, dietas “snob”, combinaciones químicas espantosas, toxinas, venenos, colorantes artificiales, y muchas otras sustancias nocivas para la salud. Lo más triste de todo esto es que muchas de estas personas se jactan de su desconocimiento y alegan —como si se tratara de una hazaña o una virtud-, “yo sí que no ando con esas tonterías y como de todo sin averiguar nada porque todo me cae bien”. Lamentablemente el “que todo caiga bien” es un mito, y esas mismas personas evidencian en su vida diaria las consecuencias de su irresponsabilidad ¿El resultado del desconocimiento o la irresponsabilidad? Obesidad, artritis, enfermedades cardiovasculares (infartos, arteriesclerosis, anginas, trastornos de las coronarias), cálculos renales y hepá-tico-biliares, cáncer, catarros, estreñimientos, problemas en la piel (acné, so-riasis, dermatitis), agotamiento físico y nervioso, diabetes, ansiedad, depresión, mal humor, úlceras… la lista es bien larga. Sin embargo, la llave para una vida larga, plena y feliz (la felicidad depende básicamente del estado general de salud del individuo y su actitud mental) está a su alcance, diariamente, sin necesidad de recurrir a tratamientos ni caros ni exóticos. Sin caer en extremismos podemos afirmar, que un gran por ciento de todas esas dolencias y otras más han entrado única y exclusivamente “por la boca”.
¿Qué debemos comer?
Ante todo busque siempre alimentos sanos y naturales. Siempre que pueda evite los alimentos preparados, precocinados, recalentados, repletos de colorantes artificiales y de sustancias preservativas. El tiempo de su alimentación y la preparación de sus alimentos es el tiempo de su vida, y es muy importante. Nunca cambie salud por dinero, o salud por una diversión momentánea. Una vez que su organismo se acostumbre a ingerir solamente alimentos frescos, naturales y sanos no necesitará comer tanto para sentirse lleno, estará muy bien alimentado y además mantendrá su línea, su vigor y energía sin necesidad de recurrir a dietas ni medicamentos.
Vea también: Los si y los no de la alimentación