Al escuchar que la mayoría de las piedras en el riñón están hechas de sales de calcio, uno podía estar tentado a reducir drásticamente la ingesta de calcio. Sin embargo, lo único que se lograría sería poner en riesgo la salud y exponerse a la osteoporosis. Una clave importante es ser moderados y saber cuál es la fuente de donde proviene el calcio.
Hay que estar seguros de consumir cantidades normales de calcio provenientes de la comida, pero hay que alejarse por completo de los suplementos de calcio. Un estudio muestra que las mujeres que tomaron suplementos de calcio experimentaron un aumento en las piedras en el riñón en un 20%. Sin embargo, las mujeres que consumieron cantidades normales de alimentos ricos en calcio en vez de suplementos, experimentaron una reducción de las piedras en el riñón hasta el un 34%. Así que no hay que limitar a nuestros huesos de la importancia que tienen los alimentos ricos en calcio. Pero sí hay que evitar los suplementos de calcio si es que se es susceptible a las piedras en el riñón.
Hay que evitar comer alimentos que contengan altos niveles de ácido oxálico, el cual contribuye a la formación de piedras del riñón oxálicas. Estos alimentos incluyen el café, la cerveza, las espinacas, la remolacha, las bebidas suaves, el cacao, las papas y el té.
También hay que evitar tomar grandes dosis de vitamina C en forma de suplementos, puesto que esta vitamina puede incrementar el ácido oxálico en la orina, promoviendo la formación de cálculos renales.
También hay que comer menos sal. La sal claramente ha mostrado que está relacionada con la frecuencia de incrementos de cálculos renales. Siempre hay que leer las etiquetas de las comidas preparadas, las cuales a veces tienen grandes cantidades de sal. O aún mejor, hay que cocinar más frecuentemente en casa para poder controlar la ingesta de sal.
Finalmente hay que comer menos carne, puesto que la proteína animal incrementa los niveles de calcio segregados en la orina, lo cual incrementa las posibilidades de desarrollar piedras del riñón.