El cuerpo humano tiene su propio mecanismo natural para limpiar la suciedad acumulada en el oído. Este mecanismo natural es el cerumen que una vez seco cae por su propio peso se arrastra al exterior del oído.
Para facilitar la limpieza del oído, por tanto, solo basta con mojarnos con frecuencia el oído para ablandar el cerumen y retirarlo del oído bien con la ayuda de una gasa o con una toalla. Debemos mencionar que no es recomendable retirar el exceso de cerumen mediante el empleo de bastoncillos o los propios dedos ya que pueden ocasionar que se genere un tapón y que obstruya el canal auditivo.
Tampoco es recomendable usar productos de venta en farmacias ya que a largo plazo pueden provocar una irritación del oído interno por lo que los especialistas los desaconsejan de forma radical. Para realizar una limpieza profunda y correcta tan solo deberemos acudir al servicio de enfermería de nuestro centro de salud.
Allí nos indicarán que durante una semana introduzcamos unas gotas de agua oxigenada en el oído. Esto se hace para ablandar el cerumen de la parte más interna del oído. Una vez pasados estos días volveremos acudir al centro de salud. En esta nueva visita los enfermeros introducirán una jeringa con suero fisiológico en cada uno de los oídos inyectando su contenido dentro de los oídos. Con la presión del suero saldrá toda la suciedad y el cerumen acumulado por lo que tendremos nuestros oídos limpios en cuestión de un par de minutos y sin usar ningún método intrusivo o dañino para nuestros oídos.