La cera la producen las glándulas del canal auditivo externo, va hasta la apertura del oído y se cae o se elimina con el lavado. Pero también puede acumularse y bloquear el conducto auditivo externo y se forma el tapón de cera.
La cera protege el oído impidiendo que el polvo, las bacterias y otros microorganismos entren y causen daño en el oído. También protege la delicada piel del conducto auditivo externo y evita que se irrite cuando le entre agua. En algunas personas, las glándulas producen más cera de la que se puede eliminar fácilmente del oído. Esta cera puede endurecerse y en el conducto auditivo externo y bloquear el oído. Si se trata de limpiar el oído se puede empujar la cera hacia lo más profundo y bloquear el conducto auditivo externo. Si perdemos audición o tenemos la sensación de escuchar nuestra propia voz mientras hablamos (fenómeno conocido como autofonía) podemos tener un tapón de cera. Esto pasa más en verano. También, al masticar, podemos tener la sensación de estar escuchando el ruido que hacen nuestras mandíbulas al chocar entre sí.
El dolor de oídos puede ser de intensidad media y en la mayoría de los casos hay que tomar analgésicos. Si tenemos un tapón de cera, también podemos tener la sensación de taponamiento, zumbidos y sensación de inestabilidad porque, a veces, un tapón en el oído puede provocar leves mareos. Para terminar con estas molestias solo podemos sacar el tapón y se puede hacer por irrigación o por cirugía instrumental.