El hipotiroidismo es una enfermedad de la glándula de la tiroides, producida por una disminución de los niveles hormonales en el plasma sanguíneo.
El componente más importante de las hormonas producidas por la tiroides, tiroxina (T4), y triyodotironina (T3), es el yodo, el cual regula la energía del cuerpo, y durante los primeros años de vida, regula el crecimiento.
Los síntomas del hipotiroidismo no son muy claros o específicos; sin embargo, se pueden incluir la letargia, el estreñimiento, la intolerancia al frío, las contracciones y rigidez muscular, y la menorragia o hemorragia vaginal.
Una vez que la enfermedad se está desarrollando en el cuerpo, aparecen síntomas a nivel físico externo, como por ejemplo la amimia, donde los músculos de la cara se entumecen y disminuye la expresividad facial. Otros síntomas son la blefaroptosis o caída del parpado superior de los ojos; el edema palpebral que presenta bolsas debajo de los ojos; engrosamiento de los labios y enronquecimiento de la voz; cloasma o coloración rojiza de la piel de la cara; disminución de la libido; macroglosia, que provoca mordedura de la lengua con frecuencia; alopecia y caída o debilitamiento del cabello; piel engrosada o piel de naranja, retención de anhídrido carbónico; disminución de la ventilación normal; dolores de cabeza; anorexia y bradicardia, que causa que los latidos del corazón sean muy débiles.
Cuando se presenta un cuadro sintomático como el descrito anteriormente, es necesario recurrir a un médico especializado para realizar los exámenes pertinentes y detener o controlar la enfermedad a tiempo. Si bien los síntomas del hipotiroidismo no son muy claros o específicos, pueden presentarse una serie de señales físicas a las que debemos prestar atención.
El tratamiento más común del hipotiroidismo es tomar cantidades específicas de tiroxina para elevar los niveles hormonales.