La trampa de las dietas

A las puertas del comienzo de cada temporada calurosa, también se inician las “temporadas” de excesiva preocupación por la silueta. Aunque en realidad, para muchas personas, esta obsesión difícilmente se disipe durante el año, o tal vez se aminore tras los abrigos que ocultan el cuerpo, pero en el fondo, los pensamientos siempre rondan alrededor de este artificial sistema de creencias, creado por los prejuicios o manipulaciones de una sociedad consumista, cuyo “recurso natural” más preciado, son las personas mismas y sus emociones.

Este sistema de creencias, está tan arraigado en la cultura volviéndola prácticamente disfuncional, al no respetar los procesos y el ritmo natural de cada persona, su individualidad, sus deseos y sus aspiraciones, acosándola constantemente con entandares arbitrarios de lo que es sentirse bien, estar sanos, ser felices, etc.

Pasamos la mayoría de nuestras vidas siendo forzados a vivirlas y experimentarlas a través de los prejuicios, miedos, caprichos u conveniencias de otros, camuflados todos estos en el ideal de que lo “debería ser” un hombre o una mujer en relación a su cuerpo, como si éste no fuera de ellos.

Es tan profunda esta disfuncionalidad que incluso, muchos terapeutas psicólogos, aunque no en todos los casos, automáticamente relacionan la delgadez con la estabilidad emocional y el sobrepeso con algún problema no resuelto, el cual una vez identificado, la persona mágicamente deberá, si o si, bajar de peso, tratando de solucionar problemas particulares, de diferentes, utilizando siempre este mismo “estándar”.

Es importante cuestionar en todo momento, de dónde vienen estas imposiciones, si son coherentes con el respeto que se debe tener a la cualidad única de cada persona, si realmente esas dietas funcionan en el sentido de que si resolverán nuestras cuestiones más internas o la empeorarán, si es que estos asuntos forzados desde el exterior o el entorno tienen que ver o no con nosotros o si son realmente pensamientos nuestros, etc.

También es imprescindible buscar siempre la coherencia en todo lo que se nos plantea. Si vemos que la sociedad misma nos tienta constantemente, mediante el marketing, a consumir alimentos altos en grasas y carbohidratos, y al mismo tiempo a encajar como sea en ropas con talles para personas anorexias, algo no está bien. Todo este tira y afloje entre lo que se debe hacer y ser, lo único que genera es crear una tensión en nosotros, que en ausencia de aquellos factores, el problema en realidad no existiría.

Es esencial un cambio de actitud con respecto a las dietas y un profundo respeto a la vida misma, implicando esto último la aceptación de como uno es realmente, en su genética, en sus pensamientos, emociones, etc., pues uno tiene derecho a experimentar la vida como uno la sienta mejor a cada momento, sin imposiciones artificiales y muchas veces incoherentes, que solo crean sociedades con personas tristes, superficiales, llenas de complejos, sin cariño ni empatía.

La libertad de ser uno mismo, de la forma en que uno quiera serlo, es la verdadera felicidad.

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Categorias: Salud
Ultima modificación: 10/07/2013