La mayoría de las personas en algún momento han sentido la extraña sensación de un “pie dormido” cuando se encuentran sentada tranquilamente, la misma sensación se puede experimentar en una mano o un brazo al despertar. La sensación puede resultar sumamente desagradable, aunque no es muy duradera puede ser muy molesta sobre todo cuando le sucede a un niño pequeño y no conoce el porqué de la sensación que está experimentando.
La causa de esta sensación es la escasa irrigación de sangre, cuando se está sentado o acostado, algunos nervios quedan presionados, cuando la presión sucede durante un largo rato la sangre deja de circular adecuadamente hasta dicho punto y las señales que envía el cerebro no son muy claras, mientras se está presionando el nervio, esta zona pierde sensibilidad hasta el punto de no sentir el movimiento en ella, cuando se mueve y comienza a irrigar sangre de manera normal el cerebro manda señales fuertes al nervio y la sangre corre rápidamente a través de la extremidad, provocando el extraño “hormigueo” en la zona “dormida”. Las personas que sufren de mala circulación sanguínea son las más propensas a sufrir adormecimiento de las extremidades.
Cada persona tiene técnicas diferentes para hacer desaparecer la sensación, algunas colocan el pie o el brazo en una bandeja de agua fría o lo presionan fuertemente contra el piso, sin embargo el método recomendado por los especialistas es relajar la extremidad y dejar que la sangre circule recuperando la movilidad en tan sólo un minuto de forma natural.