Conocida también como hiperhidrosis, la sudoración o transpiración excesiva puede ser una verdadera molestia. Aunque la transpiración ayuda al cuerpo a permanecer fresco como una lechuga, la hiperhidrosis hace que la persona sude de manera impredecible, llegando a sudar incluso cuando hay temperaturas frescas o cuando se encuentran en completo reposo. Ni con el uso continuo del desodorante es posible reducirla.
En la mayoría de los casos, los síntomas aparecen desde una edad temprana, y si no es tratada a tiempo puede convertirse en algo crónico. Puede ser controlado a través de antitranspirantes con mayor concentración de cloruro de aluminio, pero estos podrían ser fuertes para las pieles delicadas, o también no ser muy eficientes, por los cuales se debería recurrir a algún tratamiento casero que no sea dañino para el organismo.
A continuación te mostramos algunas soluciones caseras que te podrán ayudar a aliviar este molesto problema:
TRATAMIENTO 1
Si tienes talco, bicarbonato de sodio y fécula de maíz puedes hacer una mezcla de estos. Úsalo a diario luego de salir de la ducha y aplícatelo principalmente en las axilas, plantas de los pies y brazos.
TRATAMIENTO 2
Luego de ducharte, toma por las mañanas luego de despertarte una solución hecha únicamente a base de jugo de limón y agua.
¿CUÁNDO ES NECESARIO CONTACTAR A UN ESPECIALISTA?
– Cuando la transpiración sea prolongada, excesiva y aparezca sin motivos aparentes
– Cuando la transpiración esté acompañada por un dolor en el pecho
– Cuando haya una pérdida de peso fuera de lo común
– Cuando haya sudoración durante el sueño
– Cuando haya fiebre, dificultad para respirar y taquicardias.